Mitad + Mitad = ( L )

Nadia se sentó frente a Pablo, con sus ojos fijos en él, mirandoles de forma expectante.

P: ¿Te ocurre algo?
N: No, ¿por qué me lo preguntas?
P: No sé, me miras de forma extraña y sera por algo.
N: Ah, ¿es por eso?
P: Claro, ¿Por qué pensabas que era si no?
N: Por que mi corazón está gritando tu nombre, ven escucha...

Nadia colocó la oreja de Pablo en su pecho, bien cerca para que apreciera con exactitud sus latidos. Acto seguido, Pablo se ruborizó, jamás penso que iba a estar tan cerca de Nadia.

P: Es cierto, me reclama, ¿qué debo hacer?
N: Estar junto a él.
P: Es imposible, tu corazón esta dentro de tu pecho y yo no me puedo meter dentro de tí.
N: Pero si es muy fácil, tú me pasas la mitad de tu corazón y yo te doy la mitad del mío y así estarán juntos.
P: Las operaciones a corazón abierto no van conmigo...
N: No, tonto, es muy sencillo pones tus labios pegados a los mios y le llamás.
P: Vale, ¿y cómo se llama tu corazón?
N: Siempre.
P: ¿Eso es un nombre?, pues que raro que es tu corazón.
N: Tan raro como que te llama a tí.
P: Esta bien, lo haré.

Entonces Pablo se acercó muy despacito a Nadia, alzó las manos hasta poder rozar su rostro, tan suave y cálido, con esos colores que le salían en sus mofletes que iluminaba su cara y la hacían parecer más niña de lo que era. La miró fijamente a sus ojos, unos ojos color chocolate gradísimos en los que se perdía, brillantes y vivos, y que en ese instante para él eran lo mejor del mundo. Se humedeció los labios y y se acercó a los de Nadia hasta llegar a rozarlos, los saboreó y noto como ardían, y seguió besandolos unos segundos más, quería disfrutar del último instante en el que su corazón iba a estar solo, latiendo descontroladamente a una velocidad descomunlal, y entonces lo oyó, su corazón la llamo, a Nadia, a la chica con la que había compratido miles de risas y juegos, fue entonces cuando supo que debería hacerlo y lo hizo, muy bajito y suave, tan leve como un suspiro, de entre sus labios sono un "Siempre".