Supongo que en el momento en que te preguntas si algo ha cambiado es porque ya lo ha hecho.

jueves, 14 de enero de 2010

Diatriba de amor contra un hombre sentado.
Gabriel García Márquez.

Echo de menos el sexo, demasido tiempo sin el roce de un cuerpo, demasido tiempo para pensar...
Cuando mi vertiente nostálgica me lleva de vuelta al pasado, no puedo evitar compararme con Prudencia. Me reconozco en su ataraxia vital, en su forma de dejarse hacer, como si su misión en la vida fuera estar allí, cediendo su cuota de placer a algún otro follador nato, dejando que se cumpla, sin oponer resistencia, la puta ley de la compensación.
Pero yo me rebelé, aprendí a abandonarme al caos de mi cuerpo, a gozar, a gemir, a imaginar y programar, y ahora la vida se cobra su cuota: amor en la distancia, que no distante, sexo en la cabeza, nunca en la carne, abrazos a la almohada, ni siquiera a los amigos...
Echo de menos el sexo, echo de menos el amor... porque los derroteros del cuerpo están bajo la jurisdicción del alma.

“Lo cierto es que la felicidad no es como dicen, que sólo dura un instante y no se sabe que se tuvo sino cuando ya se acabó. La verdad es que dura mientras dure al amor, porque con amor hasta morirse es bueno.”

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